It follows es sin lugar a dudas y como seguramente ya han escuchado para estas alturas, lo mejor del cine de terror que surgió en el año pasado. Extrañamente no causó mucho revelo durante su estreno en diversos festivales al rededor del mundo, pero de a poco su fama ha ido creciendo, lo cual me resulta completamente entendible teniendo en cuenta los elementos con los que "It Follows" trabaja y que vienen a refrescar un poco la oleada de cintas de terror sobrenatural que han surgido en los últimos dos o tres años y que de a poco han perdido fuerza en sus argumentos.
El desarrollo de la historia es, podría decirse, bastante sencillo y sin embargo en ningún momento pierde fuerza o ritmo. Nos encontramos con un ente, demonio, espíritu o fantasma (algo que en realidad nunca queda definido del todo y que es la referencia del IT del título) que persigue a las personas una vez que han sido "infectadas" y que no se detiene hasta que el portador esté muerto. Es así como inicia la película, tras una breve secuencia inicial en la que se nos deja muy claro el verdadero alcance de la amenza que éste ente supone. Es entonces que concemos a nuestra joven protagonista y se da un salto directo a la acción, ya que en pocos minutos conocemos el funcionamiento de la "infección" (tratada en la cinta como una especie de maldición), si bien su origen o naturaleza son inciertas no impiden el desarrollo de la trama: la infección o maldición se adquiere al tener encuentros sexuales con el portador actual y tras adquirirla se sufre el acoso constante de una presencia que puede tomar cualquier forma, la de un desconocido o un ser querido, haciendo que en un principio su identificación sea difícil, de no ser por que solo el infectado puede verla.
Es una premisa bastante simple, de la cual en realidad no hay mucho más que escribir sin arruinar la película para aquellos que no la han visto, sin embargo vale la pena destacar algunos de sus aciertos; en primer lugar la estética, que me recordó tanto algunos trabajos de directores como John Carpenter o Wes Craven en sus épocas doradas, particularmente la imagen que se nos presenta de una deteriorada Detroit y el terror que el desonocimiento de los peligros de una ciudad en decadencia supone por sí solo me recordo en más de una ocasión a Halloween, obra hacía la cual se hace más de un guiño en esta cinta.
Además las actuaciones son llevadas a cabo de manera magistral, es difícil encontrar hoy en un día una pieza de terror adolescente en la cual los personajes tengan personalidades entrañables y que sean algo más que carne de cañón para el asesino en turno, algo que David Robert Michel, director de la cinta, logra a la perfección. Los elementos sobrenaturales son manejados con una estética y una delicadeza que logran en el espectador una verdadera sensación de paranoia, es decir, uno toma interés y se siente identificado con las peripicias por las cuales Jay, nuestra protagonista, y sus compañeros atraviesan. Para muchos la película de género "más terrorífica" del 2014. Si bien no podemos adjudicarle por completo el "terrorifico" es un trabajo que maneja de manera bastante inteligente sus elementos sobrenaturales y que mantienen al espectador al filo de la butaca durante sus 100 minutos de duración.
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