Recuerdo la inmensa expectativa y emoción que en su momento me causó el anuncio del remake de esta cinta, y es que generalmente estos me causan repudio, salvo sus honrosas excepciones (The hills have eyes 2009, dawn of the dead 2004), pero me pareció que el tratamiento que se le estaba dando al reinicio de esta franquicia se daba con cierta seriedad y realismo, elementos que propiciarían el regreso a la pantalla grande de nuestra pesadilla favorita, Freddy Krueger. Además el personaje en sí mismo es un nicho inmenso del cine slasher de los 80's, una historia que aunque ha sido tremendamente toqueteada puede dar para más... Tristemente no fue así.
En esta nueva versión que se cuenta de a momentos casi cuadro por cuadro como la original, vemos a un Freddy con sus características distintivas intactas, el sueter a rayas, el sombrero café y el guante con afiladas navajas sin explicación alguna de donde salió, donde a mi parecer se cuenta desde el principio con el primer error, ya que nos perdemos de esa magnífica secuencia inicial en la que podemos apreciar la construcción del guante desde 0. Ya no es el cara de pizza al que Robert Englund nos tenía acostumbrados; con ayuda del CGI podemos apreciar un rostro más realista de como podría verse una víctima de quemaduras del tercer grado. Los efectos visuales son fantásticos, el apoyo ideal para esas pequeñas secuencias en las que se nos muestra aquello que es capaz de hacer Freddy en nuestras pesadillas desatando un festín de sangre mientras los adolescentes protagonistas son víctimas de la brutalidad de su lado más oscuro. La dirección es impecable y la trama se desarrolla de manera que no hay un momento en que el espectador se aburra...
Sin embargo, el error más grande de esta cinta es recrear la historia desde un punto en el que se muestran los orígenes del ser sombrío en el que Krueger llega a convertirse, lo cual termina por ser algo que no convence del todo. Su apetencia y deseo de tortura a pequeños infantes queda explicada de manera convincente pero en el proceso Freddy se convierte en una victima y eso provoca que el personaje parezca un poco vulnerable, lo que causa que el personaje al que Robert Englund nos tenía acostumbrados se desvanezca lentamente, además de que el propósito de su venganza queda reducido meramente a quitarle lo que más quiere a las personas que le hicieron daño, los progenitores de los adolescentes asechados en lugar de esa hambre de violencia e ira, además de su deseo por carne joven que se expresa implícitamente en la saga original.
En términos prácticos, la cinta no decepciona, es una agradable propuesta y brilla aún más si nos basamos en el echo de que se trata de un remake, sin embargo ese afán de mostrar el origen y el lado más humano del villano principal es lo que provoca que se vuelva un poco desconcertante. Y es que admitamoslo, yo que para muchos de ustedes como para mí, Freddy Krueger siempre será Robert Englund.
En su momento se habló de una secuela que nunca llegó, la cuál sin dudas yo vería, de igual manera recomiendo está cinta dejando en claro que para disfrutarla por completo nos debemos dar a la difícil tarea de olvidarnos de la antigua saga de "A nigthmare on Elm street"